El Arbol, la Psique y la Navidad : Astrología, Espiritualidad y Conciencia Transpersonal
La Navidad no es solamente una celebración cristiana. Tiene raíces en los ritos de la Naturaleza y en la condición espiritual del Ser Humano, que busca su unión con el Planeta. Para comprenderlo mejor, vamos a viajar por alguno de los aportes fundamentales de Carl Jung, su trabajo con la Simbología, la Psicología y Alquimia, integrando así la esencia arquetípica de esta celebración que a todos nos une en la promoción de la Paz, la Luz y el Amor.
Como cada año, me siento a escribir sobre la naturaleza simbólica y arquetípica de la Navidad, su relación con la Astrología, la Cosmología, y la Espiritualidad; todas cuestiones que van mucho más allá de las religiones y que pertenecen a la condición espiritual de la psique humana.
Para eso, vamos a observar, por un lado, la relación de la celebración de la Navidad con los ciclos de la Naturaleza y el Cosmos, para luego relacionar esta celebración con la Psicología, la Religión, la Espiritualidad y la Conciencia Transpersonal, analizando, además, su simbología central : el árbol con la estrella en la punta.
Así, podremos ir trazando un hilo que una todas estas dimensiones en torno a la celebración de la Navidad, el festejo quizás más importante de nuestra cultura occidental, un tiempo para cultivar la Conciencia Individual, Vincular y Transpersonal.
El Solsticio y las Celebraciones al Sol
En todas las culturas y tradiciones espirituales, cada Solsticio (el Sol a 0ºCáncer y 0ºCapricornio) da lugar a diferentes celebraciones y veneraciones al Sol. Luego de cada Solsticio (21 de Junio y 21 de Diciembre), en el que experimentamos en nuestro Planeta la mayor polarización entre Luz y Oscuridad, Día y Noche, Calor y Frío; llegan alabanzas de diferente tipo que tienen como protagonista al Sol y sus representantes. En Junio lo hacemos en la celebración de San Juan o el Inti Raymi, por ejemplo, en el mes de Diciembre lo hacemos en la Noche Buena y la Navidad.
Los Romanos llamaron Nativitas (nacimiento en latín), a esa celebración anual de Re-Nacimiento del Sol (el Creador), que antiguamente se le llamaban las Saturnalias (en honor al dios Saturno, regente de Capricornio). Tengamos presente que en esta zona del mundo, el Solsticio de Capricornio abre el Invierno, y ahora el Sol comienza a brillar cada día un poco más, la luz del día crece y renace en todo sentido.
“Hacer consciente este profundo simbolismo arquetípico y el sentido de las tradiciones, puede ayudarnos a rescatar el carácter sagrado del símbolo en la navidad y su importante significado psicológico.“
Carl Jung
Dentro de la cultura occidental sabemos que prevalece la tradición judeo-cristiana. La celebración de la Navidad que hoy conocemos, en realidad es mucho más antigua que el cristianismo.
En realidad, esta celebración antigua relacionada al festejo del nacimiento del nuevo período de luz, ha sido tomada por la tradición cristiana (una tradición que se caracteriza por haber integrado diferentes caminos espirituales), estableciendo ese día (luego del Solsticio de Capricornio), como la celebración del nacimiento de Jesús en Belén. De manera similar, la Noche de San Juan (luego del Solsticio de Cáncer), representa el nacimiento de San Juan Bautista. No es casualidad que ambos ritos se celebren dos días después de los Solsticios que, precisamente, anuncian cada año la transformación y renacimiento de la luz solar.
Navidad: Naturaleza, Psicología, Religión y Espiritualidad
La Navidad es una celebración que nació antes del cristianismo, para rendir honor al Gran Creador : el Sol. Al igual que la celebración de San Juan, las raíces de estos ritos se encuentran en los ciclos de la Naturaleza y el Cosmos, en el movimiento del Planeta Tierra alrededor del Sol, y en la necesidad de la psique humana de rendirse al orden natural para integrarse con la esencia mayor que somos.
Por eso, la Navidad en sí es un símbolo, pero no solo de la tradición cristiana : es un símbolo de la necesidad natural (no cultural) de la psique humana de entrar en conexión profunda y espiritual con el organismo vivo de la Tierra, venerando al arquetipo solar, al Gran Creador, la luz del Cielo, al Divino y a la experiencia de la Totalidad.
“No ha habido ningún pueblo que no haya atravesado algún tipo de fase de simbolismo solar en su filosofía, ciencia y teología. El Sol ha dominado todas las artes, ha estado involucrado en todas las teorías de armmonía musical. Encontramos registros de esto en todas partes porque el Sol representa la restauración anual de la vida, símbolo de la gran resurrección de todas las cosas existentes, la gran redención, la elevación de toda la vida de la oscuridad a la luz”.
Manly P. Hall
Bien. Entonces, desde esta mirada, podemos entender a la Navidad como la celebración del renacimiento de la Luz (el arquetipo Solar, que es el arquetipo de Cristo), que se produce tras el Solsticio de Capricornio, anunciando que la luz comienza a crecer, y generando un nuevo ciclo de florecimiento en la Tierra.
Jesús y el arquetipo de Cristo es la representación de la imagen del Divino dentro de la cultura occidental, la Conciencia iluminada, el Sí-Mismo psíquico según Carl Jung. Bajo una u otra perspectiva, se trata de una imagen arquetípica de la totalidad que, al ser vivenciada, es decir, experimentada en nuestra realidad cotidiana, deja brotar una luz, poder o nivel de Conciencia Transpersonal que confiere sentido a la vida. Esto mismo ha promovido Jung en toda su obra, desde su teoría psicológica y modelo de la Psique, como así también en toda la elaboración de su teoría de los arquetipos y su trabajo con los símbolos de transformación.
Por ejemplo : el arquetipo de la totalidad se puede manifestar en la figura de Cristo, Buda, en los mandalas también, así como en todo lenguaje simbólico que nos permita experimentar la visión holística, como la Astrología.
“En Occidente, el arquetipo ha sido llenado con la figura dogmática de Cristo; en Oriente, con el Purusha, el Atman, Hiranyagarbha, el Buda…”
Psicología y Alquimia, Carl Jung
Jung trabajaba con los lenguajes ancestrales, como la Astrología, la Alquimia, el I-Ching, el Tarot, la Kundalini, los mandalas, símbolos y lenguajes arquetipales, el arte, los sueños, para permitir a la Psique registrar la experiencia de la totalidad, aprendiendo a integrar o iluminar la sombra para vivir la completud, la experiencia del Si Mismo.
Para ello, mucho se apoyó en el símbolo de Cristo, ya que en nuestra cultura occidental es la figura central de la imagen de la totalidad, la conciencia humana iluminada. Jung decía que tiene el símbolo de Cristo suma importancia para la Psicología porque es, junto con la figura de Buda, el símbolo más desarrollado y diferenciado del Sí-Mismo.
El Árbol de Navidad y el Axis Mundi
El símbolo central de la Navidad es un árbol triangular (el pino) con una estrella en su cima, simbología que se relaciona íntimamente con el arquetipo de Capricornio. Recordemos que la Navidad es la festividad que antiguamente correspondía a la Saturnalia, luego del Solsticio de Capricornio.
El tríangulo es la representación geométrica de la Trinidad o la Ley del Tres, y en Capricornio -signo de tierra simbolizado por la cabra- también está presente el triángulo en el símbolo de la Montaña, a la que asciende paso a paso la cabra en su camino hacia la cima, representando así la experiencia sagrada de la autorrealización.
La montaña, así como el tríangulo con el vértice en el extremo superior, es un símbolo de ascensión hacia la Luz, hacia el Divino, y está presente en todas las tradiciones espirituales. Desde la base de la Tierra (el cuerpo), y hacia lo alto del Cielo (el espíritu), el símbolo de la Montaña une la experiencia física con la espiritual, representando a su vez la disciplina y la constancia necesaria para lograr llegar a la cima.
Por su parte, el árbol representa, en el sentido más amplio, la vida del Cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como vida inagotable, el árbol simboliza una “vida sin muerte”, también un punto de conexión entre el Cielo y la Tierra en la que convergen los reinos superiores e inferiores.
“Sin la vivencia de los opuestos no existe experiencia de la totalidad y, por ende, tampoco un acceso interior a las figuras sagradas.”
Psicología y Alquimia, Carl Jung
Según Mircea Eliade, quien mucho trabajo con Jung en el Círculo Eranos, el árbol es el centro del mundo, el Axis Mundi. El árbol, símbolo de este “eje del mundo”, comunica los reinos inferiores para que puedan ascender a los superiores y las bendiciones de estos reinos superiores puedan descender a los inferiores y diseminarse por todos ellos. El árbol es ombligo y punto de partida del mundo, un microcosmos sagrado que permite la experiencia de la integración de los mundos, dimensiones o niveles de Conciencia.
“Todo microcosmos, toda región inhabitada, tiene un centro; esto es, un lugar que es sagrado por encima de todo”
Mircea Eliade
Por su parte, Carl Jung, planteaba que el árbol es un símbolo del proceso de individuación y de la integración del Sí Mismo, centro y totalidad de la Psique. Representa la evolución de las fases del proceso de transformación y sus frutos y flores significan la coronación de la obra. En este sentido, decía Jung que el árbol de la Navidad representa una “columna del universo” (axis mundi), toca en lo más profundo nuestro inconsciente, y su estrella en la punta intenta guiarnos en la oscuridad de la ignorancia hacia la luz del espíritu (Conciencia).
De esta forma, el árbol, que simboliza a la celebración tradicional de la Navidad, contiene un importante significado de integración personal, de completud, y de crecimiento. El Árbol de Navidad simboliza el proceso evolutivo de todo crecimiento, sea de una idea, vocación, voluntad, etc. Y su estrella en la punta simboliza la figura del guía interno y externo, la confianza en la Providencia, y en la sabiduría del Universo.
Por todo esto, es importante que en esta Navidad podamos conectar conscientemente con nuestro proceso evolutivo, la fuerza de voluntad que nos dispone hacia la materialización de nuestra luz interior y nuestros sueños, el crecimiento y cultivo de la Conciencia Individual, Vincular y Transpersonal, así como la estructura que ahora queremos construir en la dimensión material, los objetivos y logros a alcanzar para el próximo ciclo.
La Navidad es tiempo de abrazarnos, protegernos, darnos a nosotros mismos lo que merecemos, honrar nuestra luz interior y así poder abrazar y dar afecto a los demás; unirnos en un espíritu común, venerando a la Tierra, a la Vida, a la Paz y al Gran Uno.
Feliz Navidad para todos. Con amor!
Carolina Goldsman
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