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BORGES Y LOS LENGUAJES SIMBÓLICOS: Un encuentro entre la literatura y el inconsciente colectivo
Jorge Luis Borges, maestro de la literatura universal, exploró en su obra no solo los misterios del lenguaje y el tiempo, sino también los profundos simbolismos que definen nuestra existencia. Su relación con el I Ching, el antiguo libro chino de las mutaciones, es un ejemplo perfecto de cómo los lenguajes simbólicos sirven como puentes entre la racionalidad y lo intangible. Este texto milenario, que Borges tradujo al español junto con Octavio Paz en 1975, incluye un elemento que llama la atención: un diálogo agregado por el propio Borges. ¿Por qué un diálogo? ¿Qué revela esta elección sobre su visión de los símbolos y su conexión con el pensamiento de Carl Jung?
El I Ching y el diálogo borgiano
El I Ching es un oráculo basado en hexagramas que representan arquetipos simbólicos en constante transformación. Cada hexagrama refleja patrones de cambio que invitan al lector a interpretar situaciones desde una perspectiva espiritual y filosófica. Borges, siempre fascinado por los sistemas que intentan organizar el caos del universo, encontró en este libro un medio para dialogar con lo eterno.
En su versión al español, Borges no se limita a traducir; introduce un diálogo entre un maestro y un discípulo como marco interpretativo. Este diálogo no solo refleja su interés por las estructuras narrativas, sino también su creencia en la conversación como un espacio de revelación. Para Borges, el diálogo es un juego intelectual donde los símbolos cobran vida, un proceso en el que el aprendizaje es simultáneamente personal y colectivo.
El diálogo y su naturaleza simbólica
Un diálogo, como forma literaria, es más que un intercambio de palabras: es un encuentro entre mentes. En la obra de Borges, este formato es recurrente, ya que le permite explorar ideas desde múltiples perspectivas. Al incluir un diálogo en el I Ching, Borges establece una conexión entre el lector y el texto, reforzando la idea de que los símbolos no tienen significado estático, sino que se resignifican en cada lectura. El maestro y el discípulo simbolizan las dos facetas de la búsqueda humana: el deseo de aprender y la necesidad de guiar.
Jung, la sincronicidad y el inconsciente colectivo
La relación entre Borges y el I Ching adquiere mayor profundidad al considerarla desde el prisma del pensamiento de Carl Gustav Jung. El psicólogo suizo introdujo los conceptos de inconsciente colectivo y sincronicidad, ideas que resuenan con la obra borgiana.
- Inconsciente colectivo: Jung propuso que la humanidad comparte un nivel profundo de la psique poblado de arquetipos, símbolos universales que trascienden culturas y épocas. El I Ching, como sistema de símbolos, dialoga con este inconsciente colectivo al ofrecer patrones que cada individuo puede interpretar según su contexto personal. Borges, al acercarse al libro, parecía reconocer en sus hexagramas un reflejo de los arquetipos que habitan en todas las culturas.
- Sincronicidad: Jung definió la sincronicidad como la conexión significativa entre eventos aparentemente no relacionados, unidos por un patrón simbólico. Esta idea encuentra eco en el I Ching, que interpreta los resultados de las tiradas de monedas o varillas como respuestas simbólicas a las preguntas del lector. Para Borges, obsesionado con las coincidencias y los laberintos de la mente, la sincronicidad era una prueba de que la realidad está hecha de símbolos que dialogan entre sí.
Borges, Jung y los lenguajes simbólicos
Borges y Jung comparten una visión del mundo como un texto infinito lleno de símbolos. Ambos entienden que el sentido no está dado, sino que se construye a través de la interacción entre el individuo y el símbolo. El diálogo que Borges incorpora al I Ching refuerza esta idea, mostrando que la interpretación es un acto creativo, un proceso continuo que une a lector y texto en un espacio atemporal.
Conclusión: La danza entre el símbolo y el significado
La incursión de Borges en el I Ching es más que un ejercicio literario; es un acto de resonancia simbólica. Al introducir un diálogo, Borges nos recuerda que los símbolos necesitan ser activados a través del intercambio humano. Esta visión, en sintonía con la idea de Jung sobre el inconsciente colectivo y la sincronicidad, nos invita a ver el universo como un entramado de significados en constante mutación. En el mundo de Borges, como en el del I Ching, no existen respuestas definitivas, solo preguntas que iluminan nuestro camino.
A continuación te adjuntamos aquí un video que profundiza con el principio de sincronicidad de Jung y su relación con la Astrología.